miércoles, 9 de octubre de 2013

Reseña Cultural, Campamento ASUPMATOMA

Campamento ASUPMATOMA
Risas, viento y mucha arena fueron algunas cosas que nos brindó el campamento ASUPMATOMA (asociación no gubernamental) al que asistí con algunos amigos y compañeros el pasado 26 y 27 de septiembre; Partimos de la escuela, el camino fue algo largo pero divertido ya que nos la pasamos cantando y admirando el paisaje (como había llovido todo estaba verde, había muchas flores y mariposas, con el mar de fondo y el sol en el horizonte, era una vista fenomenal), lo único malo es que todas las papitas se las llevaron en la otra panel y nos dejaron con una sola bolsa para todos. Llegamos al campamento aún con luz del sol, las personas que coordinan el campamento nos dieron la bienvenida y nos dieron una breve explicación de lo que era la liberación de tortugas y del propósito del campamento, después de eso nos dieron un tiempo para armar las tiendas de campaña, pero nos tomamos un poco más ya que corría tanto viento que casi nos saca volando, era un viento de playa que nos trajo mucho trabajo con la casita porque tuvimos que buscar piedras para que no se fuera volando, pero nos brindó un rato de diversión a todos.
Después de la odisea que vivimos tratando de armar la casita, nos llamaron y nos dieron una plática acerca de las tortugas y nos pasaron un video titulado “una entre mil” donde narra la historia de las tortugas desde que están en el huevo hasta que mueren, nos explicaron que hay varias leyes que las protegen pero que aun así están en peligro de extinción y nos dijeron algunas maneras para cuidarlas, después de eso cenamos y nos dispusimos a encender la fogata, entre broma y broma por fin prendió y el fuego nos empezó a calentar, pues, como había mencionado antes, corría mucho viento y empezaba a hacer frio, nos despedimos de la tarde con la fogata, viendo pasar los últimos rayos del sol para dar paso a la oscuridad y las estrellas, ah! y claro, el fuego brillo con mayor intensidad y danzó más que antes, mis amigas y yo nos pusimos a observar el cielo nocturno por un rato, era bellísimo, nada que puedas encontrar en la ciudad, ahí, con el arrullo de las olas que rompían sobre la playa, el cielo se me antojaba un especie de escape, algo mágico e inalcanzable, idealizado, perfecto, se sentía paz al observarlo, una experiencia hermosa que pudimos disfrutar, al hacer el patrullaje, a la escaza luz de la luna, caminando sobre la arena y escuchando los sonidos de la noche y la naturaleza, encontramos 5 nidos de tortugas, y nos tocó la suerte de ver a dos desovando, eran hermosas y algo lentas en tierra, cuando empezaron a desovar entraron en un trance, todos guardamos silencio y podíamos escuchar como caían los huevos, cuando llego el momento de sacarlos para trasladarlos, la maestra Erika empezó a desenterrarlos y yo pude llevar la cuenta y sacar algunos, estaban calientitos, muy muy frágiles, los tenía que tratar con mucha delicadeza para que no se abollaran tanto, y como mis manos estaban heladas representó un gran alivio para mi tenerlas activas y en contacto con los huevitos y la arena tibia, después de más de una hora de desenterrar los nidos  por fin fuimos a plantarlos al corral, cavamos unos artificiales y los depositamos ahí, regresamos al campamento casi a las 3 de la madrugada, me cambie de ropa ya que  traía arena en todas partes y me fui a dormir, ni siquiera escuche el ruidajo que tenía la tienda cuando la azotaba el viento, estaba tan cansada que me quedé dormida como tronco, después de 2 horas y media de sueño, nos despertaron para ir a liberar tortuguitas por fin, nos dieron una mitad de coco con arena y pusieron a una pequeña tortuguita en él, yo compartí tortuga con Majo, la primera se llamó Amy como la niña de la mochila azul, y la segunda se llamó Jorge, Jorge fue atacado por un cangrejo pero gracias a Luis y a Suri se salvó de una muerte prematura.
Después de una emotiva despedida padres e hijos adoptivos, y de un chapuzón que nos dio una ola mientras Netza hacia una sesión de fotos fuimos a desayunar, moría de hambre así que me comí todo sin siquiera saborearlo, lave mi plato y fui a ayudar a recoger la tienda de campaña, hacia más viento que el día anterior así que fue un relajo pero al final con ayuda de algunos más pudimos armarla, me ofrecí de voluntaria para limpiar y me llevé un gran disgusto ya que al momento de sacar la basura (en el campamento todo se recicla, hay tres botes de basura, son : plásticos, aluminio y otros) TODO estaba revuelto, incluso había papel de baño usado, chilaquiles y jugos que ni siquiera estaban abiertos o que solo les habían tomado un sorbo y ya los tiraron, me puse una bolsa en la mano y empecé a separar junto con Majo y Luis, como tardamos mucho 2 personas se agandallaron nuestro lugar y majo y yo nos tuvimos que ir con los de primero, fuimos a cabo y cuando llegamos nos llevaron a un paseo en lancha, fue muy divertido porque nos dejaron unas horas en una playa, como estoy enferma y no me puedo meter a nadar, majo y yo subimos unas rocas hasta encontrar un lugar confortable, fresco y con sombra, ahí estuvimos un buen rato platicando y escuchando música, se nos después de un tiempo se nos unió Myriam, ahí estuvimos hablando sobre las cosas bellas de la vida, antes de irnos anduve chapoteando en la orilla del mar por que sentir la arena y el agua me da una sensación de alegría, es algo que disfruto mucho, bueno, emprendimos el regreso, comimos y retornamos a nuestras respectivas paneles para el viaje de vuelta a la paz.

Este viaje fue una experiencia padrísima e inolvidable porque me hizo ver la belleza que hay en la naturaleza y en lo simple y me enseñó mucho respecto a esas tortugas que necesitan de nuestra ayuda, por supuesto llegue cansadísima pero muy muy feliz.



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