Campamento ASUPMATOMA
Risas, viento y mucha arena fueron algunas cosas que nos
brindó el campamento ASUPMATOMA (asociación no gubernamental) al que asistí con
algunos amigos y compañeros el pasado 26 y 27 de septiembre; Partimos de la
escuela, el camino fue algo largo pero divertido ya que nos la pasamos cantando
y admirando el paisaje (como había llovido todo estaba verde, había muchas
flores y mariposas, con el mar de fondo y el sol en el horizonte, era una vista
fenomenal), lo único malo es que todas las papitas se las llevaron en la otra
panel y nos dejaron con una sola bolsa para todos. Llegamos al campamento aún con
luz del sol, las personas que coordinan el campamento nos dieron la bienvenida
y nos dieron una breve explicación de lo que era la liberación de tortugas y
del propósito del campamento, después de eso nos dieron un tiempo para armar
las tiendas de campaña, pero nos tomamos un poco más ya que corría tanto viento
que casi nos saca volando, era un viento de playa que nos trajo mucho trabajo
con la casita porque tuvimos que buscar piedras para que no se fuera volando,
pero nos brindó un rato de diversión a todos.
Después de la odisea que vivimos tratando de armar la
casita, nos llamaron y nos dieron una plática acerca de las tortugas y nos
pasaron un video titulado “una entre mil” donde narra la historia de las
tortugas desde que están en el huevo hasta que mueren, nos explicaron que hay
varias leyes que las protegen pero que aun así están en peligro de extinción y
nos dijeron algunas maneras para cuidarlas, después de eso cenamos y nos
dispusimos a encender la fogata, entre broma y broma por fin prendió y el fuego
nos empezó a calentar, pues, como había mencionado antes, corría mucho viento y
empezaba a hacer frio, nos despedimos de la tarde con la fogata, viendo pasar
los últimos rayos del sol para dar paso a la oscuridad y las estrellas, ah! y
claro, el fuego brillo con mayor intensidad y danzó más que antes, mis amigas y
yo nos pusimos a observar el cielo nocturno por un rato, era bellísimo, nada
que puedas encontrar en la ciudad, ahí, con el arrullo de las olas que rompían
sobre la playa, el cielo se me antojaba un especie de escape, algo mágico e
inalcanzable, idealizado, perfecto, se sentía paz al observarlo, una
experiencia hermosa que pudimos disfrutar, al hacer el patrullaje, a la escaza
luz de la luna, caminando sobre la arena y escuchando los sonidos de la noche y
la naturaleza, encontramos 5 nidos de tortugas, y nos tocó la suerte de ver a
dos desovando, eran hermosas y algo lentas en tierra, cuando empezaron a
desovar entraron en un trance, todos guardamos silencio y podíamos escuchar
como caían los huevos, cuando llego el momento de sacarlos para trasladarlos,
la maestra Erika empezó a desenterrarlos y yo pude llevar la cuenta y sacar
algunos, estaban calientitos, muy muy frágiles, los tenía que tratar con mucha
delicadeza para que no se abollaran tanto, y como mis manos estaban heladas representó
un gran alivio para mi tenerlas activas y en contacto con los huevitos y la
arena tibia, después de más de una hora de desenterrar los nidos por fin fuimos a plantarlos al corral, cavamos
unos artificiales y los depositamos ahí, regresamos al campamento casi a las 3
de la madrugada, me cambie de ropa ya que
traía arena en todas partes y me fui a dormir, ni siquiera escuche el ruidajo
que tenía la tienda cuando la azotaba el viento, estaba tan cansada que me
quedé dormida como tronco, después de 2 horas y media de sueño, nos despertaron
para ir a liberar tortuguitas por fin, nos dieron una mitad de coco con arena y
pusieron a una pequeña tortuguita en él, yo compartí tortuga con Majo, la
primera se llamó Amy como la niña de la mochila azul, y la segunda se llamó
Jorge, Jorge fue atacado por un cangrejo pero gracias a Luis y a Suri se salvó
de una muerte prematura.
Después de una emotiva despedida padres e hijos adoptivos, y
de un chapuzón que nos dio una ola mientras Netza hacia una sesión de fotos
fuimos a desayunar, moría de hambre así que me comí todo sin siquiera
saborearlo, lave mi plato y fui a ayudar a recoger la tienda de campaña, hacia más
viento que el día anterior así que fue un relajo pero al final con ayuda de
algunos más pudimos armarla, me ofrecí de voluntaria para limpiar y me llevé un
gran disgusto ya que al momento de sacar la basura (en el campamento todo se
recicla, hay tres botes de basura, son : plásticos, aluminio y otros) TODO
estaba revuelto, incluso había papel de baño usado, chilaquiles y jugos que ni
siquiera estaban abiertos o que solo les habían tomado un sorbo y ya los
tiraron, me puse una bolsa en la mano y empecé a separar junto con Majo y Luis,
como tardamos mucho 2 personas se agandallaron nuestro lugar y majo y yo nos
tuvimos que ir con los de primero, fuimos a cabo y cuando llegamos nos llevaron
a un paseo en lancha, fue muy divertido porque nos dejaron unas horas en una
playa, como estoy enferma y no me puedo meter a nadar, majo y yo subimos unas
rocas hasta encontrar un lugar confortable, fresco y con sombra, ahí estuvimos un
buen rato platicando y escuchando música, se nos después de un tiempo se nos unió
Myriam, ahí estuvimos hablando sobre las cosas bellas de la vida, antes de
irnos anduve chapoteando en la orilla del mar por que sentir la arena y el agua
me da una sensación de alegría, es algo que disfruto mucho, bueno, emprendimos
el regreso, comimos y retornamos a nuestras respectivas paneles para el viaje
de vuelta a la paz.
Este viaje fue una experiencia padrísima e inolvidable porque
me hizo ver la belleza que hay en la naturaleza y en lo simple y me enseñó
mucho respecto a esas tortugas que necesitan de nuestra ayuda, por supuesto
llegue cansadísima pero muy muy feliz.
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